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Desratización

La desratización  no se puede definir como la eliminación total de los roedores e insectos en un determinado lugar o zona, pues esto sería una tarea algo más que imposible; más bien, se puede definir como el sistema por el cual podemos llegar a un control adecuado, de tal manera que los mismos no lleguen a constituir una plaga y por tanto no causen daños en las zonas o lugares tratados.

Las técnicas y los productos plaguicidas se van perfeccionando día a día. Con las continuas investigaciones se están alcanzando fórmulas cada vez más eficaces y siendo a la vez menos peligrosas para el ser humano y animales domésticos, a la vez que menos contaminantes para el Medio Ambiente. Ya han pasado los tiempos de aquellos productos que desarrollaban la reacción en cadena, de aquellos productos que representaban graves riesgos para otras faunas y para las personas, especialmente para los niños.

 

Sería una utopía pensar que un día llegaremos al exterminio total de ratas y ratones. Su poder reproductor, su astucia, sus hábitats, etc. los hacen prácticamente indestructibles. Ahora bien, no por ello nos quedaremos con los brazos cruzados esperando que ellas se adueñen del planeta; no tenemos que conformarnos con ellos, todo lo contrario. Esto nos lleva a buscar cada día nuevas fórmulas y nuevos métodos para luchar contra estas plagas, por lo tanto, aunque no podamos erradicarlas, si podemos CONTROLARLAS.

Para que una desratización sea efectiva, tenemos que llegar a la conclusión de que es necesario poseer unos conocimientos amplios en la materia, conociendo la biología de las especies objeto de control, sus costumbres, hábitats, su desarrollo, así como de los productos plaguicidas y su formulación de uso para proceder a su control. Por tanto, esta lucha contra los roedores ha de plantearse de una forma planificada y sistemática, teniendo en cuenta todos los aspectos relacionados con el mencionado control.

PROCESOS:

Para lograr unos resultados correctos en el “control de roedores”, es necesario disponer de conocimientos y técnicas adecuadas para después aplicarlas de forma conveniente a cada situación.

 

El proceso básico a seguir, es el siguiente:

  INSPECCIÓN PREVIA DE LAS INSTALACIONES a tratar, teniendo en cuenta no sólo el volumen (m2 de las mismas) sino características particulares (ubicación, estructuras, limpieza, orden, estado de conservación, etc.), tipo de plaga de roedores (ratones, rata negra, rata gris, etc.), y también el tipo de instalación (industria alimentaria, establecimiento hotelero, u otro tipo de industria, comercio, particular, etc.)

 

  DIAGNOSIS o EVALUACIÓN TÉCNICA Una vez realizada la inspección, se procede a la elaboración del diagnostico, en la que se refleja todo lo visto en la Inspección previa, y a través del cual vamos a proponer las medidas adecuadas de control, características de los tratamientos, frecuencia de los mismos, productos y complementos a utilizar, etc.

 

PROCEDIMIENTO TÉCNICO

Para obtener unos resultados óptimos, en cada actuación se debe proceder a una inspección para después aplicar los productos insecticidas y complementos (portacebos, trampas, etc.) adecuados y así controlar la plaga lo antes posible. De esta manera, el procedimiento habitual es:

A. TRATAMIENTO INICIAL O DE CHOQUE

B. TRATAMIENTOS DE MANTENIMIENTO O REVISIONES

NOTA:

 

Cuando se desarrolla un proceso de desratización es muy importante tener en cuenta las características particulares de la instalación, primando siempre el respeto a la salud de las personas y animales domésticos y al Medio Ambiente.

 

Esto quiere decir que hay que evaluar previamente las consecuencias que puedan tener los tratamientos en el medio en que se desarrolla (niños, animales domésticos, alimentos, etc.)

 

También se debe tener muy en cuenta la reglamentación que pueda afectar a los tratamientos en función de las instalaciones a tratar. (Industria alimentaria, mataderos, hospitales, etc.)

 

1.Revisión de la zona, esté o no afectada por la plaga.

2. Definir la zona de aplicación, producto, maquinaria, complemento, etc. que se deba utilizar.

3. Aplicar el rodenticida y formulación adecuados a la plaga a controlar.

4. Marcar en los planos la zona tratada.

5. Presentar un informe de las actuaciones realizadas.

1. Revisión de la zona, esté o no afectada por la plaga.

2. En caso de necesidad aplicar el tipo de rodenticida adecuado.

3. Marcar en los planos las modificaciones correspondientes.

4. Presentar un informe de las actuaciones realizadas.